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Prevención de riesgos en carretera


09.05.2014
Prevención de riesgos en carretera

Es un hecho que en los tiempos que vivimos gran parte del trabajo del transportista depende de pequeños detalles, minúsculos elementos que hacen la diferencia entre un conductor profesional y uno que no lo es. Si bien hoy día se vive a ritmos de locura, no está mal recordar algunos puntos fundamentales que hacen al quehacer diario de un conductor, por ello en este informe se presentan una serie de hábitos que sería bueno tener en cuenta a la hora de abordar un volante.

Descansos obligatorios

Descanso diario: En las 24 horas siguientes al final de su período de descanso diario o semanal anterior, los conductores deberán tomarse un nuevo período de descanso diario.

Este periodo de descanso diario podrá ser normal o reducido.

• Período de descanso diario normal: cualquier período de descanso de al menos 11 horas. Alternativamente, el período de descanso diario normal se podrá tomar en dos períodos, el primero de ellos de al menos tres horas ininterrumpidas y el segundo de al menos 9 horas ininterrumpidas.

• Período de descanso diario reducido: cualquier período de descanso de al menos 9 horas, pero inferior a 11 horas. Los conductores no podrán tomarse más de tres períodos de descanso diario reducidos entre dos períodos de descanso semanales.

En caso de la conducción en equipo de un vehículo, los conductores deberán haberse tomado un nuevo período de descanso diario de al menos 9 horas en el espacio de 30 horas desde el final de su período de descanso diario o semanal anterior.

El período de descanso diario normal de un conductor que acompañe un vehículo transportado por acoplado o tren podrá interrumpirse dos veces como máximo para llevar a cabo otras actividades que no excedan en total una hora. Durante el período de descanso diario normal, el conductor deberá tener acceso a una cama o litera.

Descanso semanal: Un período de descanso semanal tendrá que comenzarse antes de que hayan concluido seis jornadas consecutivas de 24 horas desde el final del anterior período de descanso semanal.

Este periodo de descanso semanal podrá ser normal o reducido.

• Período de descanso semanal normal: cualquier período de descanso de al menos 45 horas.

• Período de descanso semanal reducido: cualquier período de descanso inferior a 45 horas que se puede reducir hasta un mínimo de 24 horas consecutivas.

En el transcurso de dos semanas consecutivas el conductor tendrá que tomar al menos:

• dos períodos de descanso semanal normal, o,

• un período de descanso semanal normal y un período de descanso semanal reducido de al menos 24 horas; no obstante, la reducción se compensará con un descanso equivalente tomado en una sola vez antes de finalizar la tercera semana siguiente a la semana de que se trate.

Los descansos tomados como compensación por un período de descanso semanal reducido deberán tomarse junto con otro período de descanso de al menos nueve horas.

Cuando el conductor elija hacerlo, los períodos de descanso diarios y los períodos de descanso semanales reducidos tomados fuera del centro de explotación de la empresa podrán efectuarse en el vehículo siempre y cuando éste vaya adecuadamente equipado para el descanso de cada uno de los conductores y esté estacionado.

Síntomas de cansancio

Independientemente de estos descansos obligatorios, es conveniente que el conductor sepa reconocer los síntomas de la aparición de la fatiga y que no trate de apurar a toda costa el tiempo máximo permitido de conducción si aparecen síntomas como la necesidad de moverse y cambiar de postura constantemente mientras conduce, tiene sensación de brazos y pies dormidos, no para de tocarse la cara o el cuello o nota malestar y cansancio general.

Otros síntomas de cansancio son tensión en el cuello, picor en los ojos, parpadeo constante, zumbidos de oídos, sensación de pesadez en la cabeza, dificultad al cambiar las marchas o escasa capacidad para concentrarse en la carretera, realizando maniobras casi inconscientes.

Hábitos de descanso

Lo ideal es adquirir el hábito de descansar cada dos horas, hacer estiramientos y tomar líquidos (sin alcohol). No hacerlo incrementa entre un 10% y un 14% el riesgo de sufrir un accidente. Además, al cabo de 17 horas despierto y en actividad, los reflejos disminuyen tanto como si tuviéramos 0,5 gramos de alcohol en sangre.

Fatiga

 Uno de los principales enemigos de los profesionales del volante es la fatiga, generada por la falta de descanso y de sueño, la ausencia de descanso durante los trayectos largos, las comidas copiosas o hasta la ropa inadecuada y el calor. Si a ello añadimos un mal estado de la vía o unas condiciones meteorológicas adversas, el riesgo de accidente aumenta.

Estado del vehículo

Por razones de seguridad, es importante inspeccionar el vehículo, ya que resolver a tiempo cualquier defecto podría evitarle problemas más adelante, como averías en la carretera que suponen tiempo y dinero, o aún peor, accidentes provocados por el mal estado o mal funcionamiento de cualquier parte del vehículo.

Debe revisarse con asiduidad el estado de neumáticos, ruedas y llantas, tambores de freno o zapatas, dirección, suspensión y escape, luces y reflectores, además del equipo de emergencia (extintores, fusibles de repuesto y triángulos reflectantes de advertencia para vehículos parados).

Carga: También es muy importante verificar la carga para comprobar que el vehículo no esté sobrecargado y que la carga esté nivelada y bien asegurada antes de cada viaje. Si la carga contiene materiales peligrosos, debe asegurarse que se tienen la documentación y la señalización apropiadas.

Condición general: Hay que prestar atención a la condición general del vehículo, y ver si hay daños o inclinación hacia uno de los lados. Debe mirarse debajo de la cabina y buscar restos de aceite, refrigerante, grasa, o combustible. También es conveniente revisar el área alrededor del vehículo para ver si hay algún peligro para su puesta en movimiento (personas, otros vehículos, objetos, alambres colgando bajo, ramas de árboles, etc.).

Niveles: Atención también a los niveles: aceite del motor, refrigerante del radiador; líquido hidráulico de la dirección, líquido del lavaparabrisas, líquido de la batería, líquido de la transmisión automática (para esto último tal vez se requiera que el motor esté en marcha).

Ergonomía: Por otra parte, de cara a prevenir riesgos, es importante el diseño ergonómico del puesto de conducción, algo que evitará una excesiva sobrecarga física. Las cabinas deben tener los asientos bien diseñados, plenamente ajustables y mandos adecuadamente dispuestos. Hay que contemplar situaciones especiales como sobrepeso o unas extremidades demasiado cortas o largas.

Asientos y volante: Además, los ajustes del asiento y del volante deben permitir que todos los profesionales que van a usar el vehículo encuentren posiciones cómodas y ergonómicamente correctas para brazos, piernas y tronco. Para ello el respaldo del asiento debe inclinarse unos 20º.

Tablero de instrumentos: El tablero de instrumentos debe ser graduable para optimizar el acceso a los mandos y la visibilidad de los instrumentos. El ajuste del tablero debe coordinarse con el del volante. La reducción del tamaño del volante mejora las relaciones entre los espacios. Los sistemas de amortiguación del asiento deben poder ser regulados en función del peso del conductor.

Vibración y ruidos: En los vehículos modernos, la tensión derivada de la vibración del cuerpo en el puesto de conducción es moderada y, con un buen mantenimiento, el nivel de ruido en el puesto de conducción no suele ser peligroso para la capacidad auditiva. Con todo, es conveniente eliminar los sonidos de alta frecuencia ya que son irritantes y dificultan la concentración.

Calidad del aire: Por su parte, es importante la calidad del aire en el puesto del conductor, un factor que depende, en gran medida, de la atmósfera exterior. Cuando el tráfico es denso se alcanzan con facilidad concentraciones transitoriamente elevadas de monóxido de carbono y emisiones de motores diésel por lo que, en estas circunstancias, se aconseja circular con la ventanilla cerrada. De todas formas, las tomas de aire en los lugares más despejados, como el techo del vehículo en lugar del frontal, y la instalación de filtros de aire, mejoran sustancialmente la atmósfera de la cabina. (Fuente: www.autopistas.com)