Abrir el abanico y poner cabeza: una tarifa digna para un trabajo digno * Por Roberto Regina
Al empezar un nuevo año junto al transportista me voy a referir a una cosa muy importante que es la integración de la nueva directiva de la ITPC, donde se encuentran actores que conocen el mar cuando era arroyo, gente que tiene la suficiente capacidad e inteligencia de escuchar en la discrepancia o en la coincidencia, lo cual es fundamental. * Por Roberto Regina
Para argumentar lo que he dicho me han comentado que la lucha es por el bien común y la unión de todo el transporte, dos asuntos innegociables, y esto me hace abrirles una carta de crédito.
Esta directiva -junto a las gremiales- se plantó fuerte frente a la tarifa de trigo y cebada 2016 donde querían pagar un 25% o 35% de la tarifa de soja 2016. Se fue a un paro, cosa no deseada por los transportistas -no olviden, obligado pelea un pampa-, y se consiguió lo que nunca antes, una mesa de negociación con actores que antes nunca estaban juntos como la ITPC, CAF, FR, ARU, Cámara Mercantil, Asociación Comerciantes de Granos y el Gobierno. El logro de una tarifa razonable de un 5% menos de la tarifa soja 2016 va servir de piso para futuras negociaciones, pero para mí lo más importante fue que quedó conformada dicha comisión para las zafras subsiguientes. Por ejemplo, hoy tenemos el problema de la tarifa de arroz, al que me voy a referir más adelante.
La comisión de fletes de la ITPC resolvió empezar hacer reuniones en el interior profundo. Invitado por una gremial concurrí a Bella Unión, allí se observa que prácticamente el problema es casi igual en todos lados, con muy pocos matices.
No puedo seguir sin antes decir la demostración de unidad que me dio Bella Unión, son 20.000 habitantes y tienen 5 gremiales de transporte, pero se sentaron en una mesa y conformaron una comisión que ya fue a Salto, Artigas y Melo. Las felicitaciones y el agradecimiento por la estadía.
Siguiendo el tema de los fletes, el arroz empieza primero en el litoral norte. Pasa que al estar la flota ociosa, aparecen camiones de cualquier lado y los famosos contratistas, y con ayuda de los molinos o ingenieros -no sé cual está primero, si el huevo o la gallina- se distorsionan los fletes. Así el año pasado pagaron un 45% de la tarifa 2015, y así los números no cierran, hay una parte que no paga lo que corresponde. Cada uno que saque sus conclusiones.
El viernes 17 de febrero se hizo una reunión en Melo, a la que fui invitado por la gremial de esa ciudad. Es de orden agradecer por su atención. Llegaron a dicha tertulia directivos de ITPC, UTFU, ATCU, UTRACO, Bella Unión, Salto, Artigas, Paysandú, Soriano, Río Branco, Treinta y Tres, Young, Rivera y la anfitriona. La verdad es que fue un evento muy numeroso pero, como dije anteriormente, las inquietudes son todas más o menos iguales.
Vamos a hablar de la tarifa realizada por los técnicos y contadores de la ITPC, que es fiel reflejo de todos los insumos y aportes legales que le corresponden al transporte. “Me parece que es ético y legal cumplir con lo que se debe sino de qué estamos hablando”, dijo el presidente de la ITPC en Búsqueda el pasado 19 de enero.
No se puede robar más, esto lo digo yo, hay que ser sinceros y decir la verdad. El transportista no puede ser tomador de fletes, tiene que poner el flete él pero con números reales, no aportando mal por el conductor, que a su vez no tiene que hacerse el distraído y hacer un arreglo con el patrón para aportar mal porque después termina el idilio y se enfrentan en el Ministerio de Trabajo. Esta tarifa es para todas las partes, una cosa que se cobre y otra que no se aporte lo que corresponde: una tarifa digna para un trabajo digno.
Un párrafo aparte merece un gobierno que parece que no quiere recaudar cuando tienen todas las herramientas para hacerlo, cuando le están diciendo que el transporte de carga evade 200 millones dólares al año al BPS y 41% a DGI (Brecha, 15 abril 2015).