Nuestro tránsito * Por Enrique Ariel Correa Reyles
Hoy creo que no tendremos dudas en decir que hay algunas ramas del transporte que están trabajando a full, y basta con salir a cualquier carretera y ver la innumerable cantidad de vehículos que están transportando madera ya sea con destino a las papeleras o para la exportación.
Creo que en estos tiempos que andamos bien nos vienen saltando las nanas por varios lados.
No hace mucho tiempo le decía a algún exdirector del MGAP que no había planificación de rutas porque creo que le siguen errando los diputados o senadores que luego escucharemos hablar de soluciones mágicas en las campañas electorales.
Sería lindo que hoy se interesaran por los problemas que estamos pasando todos los días.
Si usted va con su familia en un viaje no tiene por qué andar arriesgando la vida porque no puede traspasar porque delante van varios camiones con diferentes cargas y no hay visibilidad.
Creo que muchas veces se usa el parlamento para rencillas personales y se mira para otro lado cuando los problemas sinceros del país están ahí nomás.
Esto es para todos, de todos los colores, sería bueno que algún día nos defendieran hablando, presentando proyectos y tratando de solucionar problemas que vienen de mucho tiempo atrás pero que a nadie le interesa arreglar.
El tirón de orejas es para el gremio de choferes que a sabiendas de que no se permite pagar en sueldos con porcentajes hace la vista gorda y hasta lo autoriza, y así es que muchas de estas empresas pagan por el ahorro de combustible. Tenemos acá que cuando van vacíos y sin cargas tenemos que soportar camiones de gran porte a 60 km por hora por el medio de la ruta.
Se supone que muchos de ellos tienen cursos, pero hasta ahora nos preguntamos para qué sirven los cursos. Es algo más para recaudar que vino con estas grandes empresas madereras, porque la verdad es que raramente los hace un privado (y los cobra muy bien).
Creo que tendríamos que poner algo de cada uno y mejorar muchísimo la circulación diaria en nuestras rutas, y no nos olvidemos que de repente un día de éstos nos toca ir peleando con la vida en una ambulancia y quizás una caravana de camiones por el medio de la calzada nos termine dejando sin ella. Difícil pero puede pasar, hay que andar todos los días y ver las cosas que se ven.