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Columnistas

Si me toca a mí no vale. ¿Cuándo nos olvidamos que la Unión hace la fuerza?

Las particularidades del transportista uruguayo

28.05.2014
Si me toca a mí no vale. ¿Cuándo nos olvidamos que la Unión hace la fuerza?

Estimados socios de la gremial, y demás lectores: El pasado viernes 25 de abril, tuvimos todos la desgracia de enterarnos por los informativos y los medios de prensa escritos que al amparo de la flamante ley de Responsabilidad Penal Empresarial, un trabajador funcionario de la IMM tuvo un accidente laboral que le costó la vida.

Dicho trabajador desempeñaba tareas como jefe de mantenimiento en la Usina 3 de limpieza, perteneciendo a la plantilla de funcionarios del Municipio desde hacía algo más de 35 años. Esta Usina ubicada en la calle Corrales funciona como base de los camiones de “recolección trasera” o sea aquellos que no levantan contenedores, que también son reparados en ese lugar. El obrero murió al caer de una altura de tres metros mientras trabajaba sobre un vehículo, cayó en una fosa que contiene restos de gasoil, aceite y otros desperdicios generados por los camiones.

El trabajador -según la reglamentación actual vigente sobre seguridad en los espacios laborales- debía estar colgado con un arnés, lo que podría haber evitado el siniestro. Por estos momentos la Comisión de seguridad de ADEOM, y a su vez el Consejo Ejecutivo del mencionado Sindicato, evalúa la posibilidad de realizar la denuncia penal correspondiente a la Intendenta Ana Olivera por la muerte del trabajador.

Rápidamente sale en los medios de comunicación -al igual que la infortunada noticia- un comunicado de la Intendencia de Montevideo y un parte del médico certificador, relatando que la causa del fallecimiento fue “por una patología vascular preexistente”. (Fuente: extraído del diario “El País” del 26, 27 y 28/4).

Bien pasemos a reflexionar sobre esta ingrata noticia, pero aún más desgraciada por ser parte de la realidad que le toca vivir a los trabajadores, la que nos ha impulsado a reflexionar sobre la deficiente redacción y pronta aprobación de una ley que esperemos sea justa para todos, como deberían ser todas las leyes, y que no se cumpla solo como dice el título de esta nota.

¿La Intendencia de Montevideo, ejerciendo su rol como empleador, no fue negligente al no darle un arnés al trabajador para estar a una altura de 3 metros? ¿No fue negligente al no cerciorarse que si se los había proporcionado, el trabajador no los estaba usando? ¿Si el trabajador poseía una patología vascular preexistente al accidente, no habría sido diligente ponerlo a desempeñar otras tareas que no le generaran un peligro para su salud, e incluso su vida? ¿No fue la IMM negligente al permitir que estuviera una persona enferma trabajando en un lugar con emanaciones de gases tóxicos, producto de solventes y otros desperdicios? ¿Vale igual si todo esto hubiera pasado en la empresa, o en la casa de cualquiera de nosotros, incluso de un Juez Penal? Todas estas preguntas y me imagino que otras, nos podríamos hacer, y se pudieron haber hecho antes de sancionar esta ley, pero dos cosas son seguras, a saber: la desafortunada muerte de un trabajador no se impidió y resta por saber si se sancionará este asunto de la misma forma que si le toca a un empresario del transporte. 

Pero todas estas preguntas, no le salvan la vida al trabajador, no se minimiza la negligencia a la hora de proporcionar o controlar el trabajo, importa o no si se va a llevar a cabo el procesamiento penal de los responsables. El trabajo de oponerse a esta ley no se hizo, otros asumieron muy efectivamente su rol como agrupación y se reunieron y lograron los cometidos comunes. A su vez nosotros no hicimos lo que nos correspondía, hicimos poco, no alcanzó, charlas con los socios, entrevistas para asesorarse con varios profesionales, donde éstos capacitaron a los pocos socios que se interesaron por saber más acerca de lo que nos podía pasar con la aprobación de esta ley. El gusto a poco quedó igual.

Es un tema más profundo, y cada vez pareciese que se extiende más entre los uruguayos, estamos viviendo desde hace años una crisis de participación, es que ya no nos interesa comprometernos con ningún trabajo que no sea remunerado, no creemos en las instituciones, de ningún tipo, nos cuesta acercarnos a los pocos grupos, agremiaciones, instituciones, asociaciones que agrupan intereses comunes, queremos que otro lo haga por nosotros, los políticos, los dirigentes, los directivos, después sufrimos las consecuencias de no haber participado, de no hacernos escuchar, de no hacer, de no equivocarnos. 

A veces las consecuencias son grandes y pueden ser peligrosas, y todos tenemos problemas que le son comunes al otro, y nos quejamos, criticamos, pero no estamos participando. ¿Cuándo nos olvidamos que la Unión hace la fuerza?