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El ABC del neumático: Equilibrio e inflado correcto


27.08.2014
El ABC del neumático: Equilibrio e inflado correcto

El correcto montaje de neumáticos requiere también un equilibrio. Es suficiente una descompensación de diez gramos del neumático para hacer un efecto comparable a 2,5 kilos mediante la fuerza centrífuga durante la marcha a una velocidad de 100 km/h. El primer indicio de que hay un desequilibrado se suele notar la mayoría de las veces porque se origina una vibración al rodar a velocidades altas.

Hay que diferenciar dos tipos de equilibrado:

Equilibrio estacionario: En el equilibrado estacionario las ruedas se tensan en una máquina de equilibrado y se ponen en rotación. Así pueden determinarse distribuciones desiguales de masa de los neumáticos y de las llantas. Cuando su masa no está uniformemente repartida y la rueda sólo tiene un lado pesado, se habla de un desequilibrado estático. En el caso de que tenga dos lados pesados, en la parte interna y externa de la rueda, hay un desequilibrado dinámico. Estos desequilibrios se compensan de forma individual por medio de pesos que se ajustan a la rueda.

Equilibrio dinámico: Aunque ya se haya realizado un equilibrado estacionario, una rueda bien equilibrada, después de haberla montado en el vehículo, puede volver a presentar un desequilibrio. Esto se debe a que el equilibrado estático y dinámico sólo se realiza en la rueda. Al realizar un preciso equilibrado dinámico, la rueda y el soporte de la rueda se consideran como unidad. Las tolerancias de fabricación del buje del vehículo, descompensación restante del buje y descompensación en el tambor de freno o en el disco de freno se incluyen en el proceso de equilibrado. 

Sistema de inflado de nitrógeno

El aire normal se escapa del interior del neumático poco a poco, por lo tanto es normal que los neumáticos pierdan aire con regularidad y haya que revisar y corregir la presión. Una alternativa a los métodos convencionales de inflado de los neumáticos es el nitrógeno, un aire atóxico y no inflamable cuyas moléculas son mayores que las del aire. Además, el escaso coste económico de inflar los neumáticos con nitrógeno se amortiza rápidamente ya que la presión de los neumáticos permanece estable durante mayor tiempo y disminuye así la frecuencia con la que hay que realizar las sucesivas revisiones. El inflado con nitrógeno también disminuye el desgaste de los neumáticos, aumenta su kilometraje y ofrece mayor seguridad en las curvas y una óptima distancia de frenado.

Si el neumático inflado con nitrógeno pierde presión se puede volver a inflar o con nitrógeno o con aire normal. Fuente: BRV Bundesverband Reifenhandel und Vulkaniseur-Handwerk e.V http://www.bundesverband-reifenhandel.de/