Uruguay aumentó 148% sus exportaciones de energía en 2021, mostró el Balance Energético Nacional que elabora el MIEM
El MIEM, a través de DNE, presentó su Balance Energético Nacional 2021. Este estudio estadístico mostró un 18% de crecimiento en la generación eléctrica, en gran parte debido a un aumento de las exportaciones energéticas de 148%. La matriz de abastecimiento estuvo basada en un 57% en energías renovables, lo que representa un excelente número en el contexto internacional. Aun así, se produjo una disminución desde 2019 (63%), debido a la importación de combustibles fósiles para generar más energía para exportar, sobre todo a Brasil.
Este desafío “fue oportuno para demostrar la resiliencia de ese sistema, y cómo nuestros tres países, cuando lo necesita uno u otro, pueden tener esa interconexión funcionando, y haciéndolo bien”, evaluó el director Cantero. Los datos del BEN fueron recogidos por Trilemma, un reporte internacional que mide la seguridad y la equidad energéticas y la sustentabilidad ambiental. Uruguay es el mejor país de la región y ocupa el lugar 13 a nivel mundial.
La Dirección Nacional de Energía (DNE) del Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM) presentó el Balance Energético Nacional (BEN) 2021, un estudio estadístico que reúne la información de los diferentes flujos que componen la matriz energética del país.
En la presentación del documento, que se desarrolló en forma virtual, el director nacional de Energía, Fitzgerald Cantero, calificó al BEN como “una muy buena herramienta” que permite al Gobierno y al sector privado tomar decisiones.
Cantero señaló que 2021 fue “un año de crecimiento económico, todavía con coletazos de la pandemia”, sobre todo en el primer trimestre. Esto impactó en algunos sectores, recordó, tal como lo hizo la sequía, aunque esta influyó en menor medida que en 2020.
A esto se sumó la fuerte sequía en el sur de Brasil, que llevó a que ese país importara más energía. Allí apareció “el rol de nuestro país de asistir” a través de la exportación, dijo Cantero. Para ello, Uruguay se presentó a licitaciones en forma semanal. En 2022 esto, en menor medida, ocurre del lado argentino, explicó. Este desafío “fue oportuno para demostrar la resiliencia de ese sistema, y cómo nuestros tres países, cuando lo necesita uno u otro, pueden tener esa interconexión funcionando, y haciéndolo bien”, evaluó.
El director dijo que en 2021 el país volvió a “apostar fuertemente a la eficiencia energética”, un eje muy importante para Uruguay. Asimismo, subrayó la relevancia de los diagnósticos que se están desarrollando en varios sectores para “conocer más” los aspectos energéticos y así “tomar las mejores decisiones”. Está pendiente la elaboración de un balance de energía residencial, informó.
El BEN es un insumo básico para la planificación energética, ya que muestra la estructura de producción y consumo de energía en el país. Permite el seguimiento y evaluación de políticas energéticas. Además, es el insumo para otros estudios, como el Inventario de Gases de Efecto Invernadero (INGEI) del sector energético.
Estos resultados se ven recogidos en el reporte internacional Trilemma, que muestra a Uruguay en el lugar 13 a nivel mundial (había ocupado el 18 en 2020). Trilemma mide la seguridad energética, la equidad energética y la sustentabilidad ambiental. Uruguay es el mejor país de la región, seguido por Brasil, en el lugar 26.
Resultados
En el año 2021 se destacan tres grandes características que influyeron en el sector energético y que quedan evidenciadas en los resultados del BEN. Por un lado, el país tuvo un crecimiento económico importante de 4,4%; sin embargo, esta recuperación no logró revertir la caída que se había registrado el año previo debido a la pandemia (-6,1%).
Por otro lado, el año pasado se recuperó la movilidad que había caído fuertemente en 2020, debido, una vez más, a la pandemia. Finalmente, la baja hidraulicidad afectó no solamente la participación de las fuentes de energía renovables en la matriz de generación eléctrica, sino que su efecto se vio reflejado también en la matriz primaria.
Esta disminución de la importancia de la energía hidráulica en la matriz energética se ha registrado en los últimos años, y esto se debe no solo a la sequía que vivió el país en 2020 y 2021, sino también al hecho de que la generación eléctrica continúa aumentando, mientras que el potencial hidráulico utilizado no ha crecido.
Estas condiciones que caracterizaron a 2021 determinaron que la matriz de abastecimiento de energía fuera 5% mayor que 2020. Esto se explica, en gran medida, por el aumento en el aprovisionamiento de petróleo y derivados, principalmente por una mayor importación de gasoil para la generación de energía eléctrica. La explicación para este aumento se encuentra en el fuerte crecimiento de la exportación a países vecinos, más que en un crecimiento de la demanda interna, explicó la gerenta de Planificación, Estadística y Balance de MIEM-DNE, Alejandra Reyes.
Otro dato relevante, que marcó el año 2021, fue el crecimiento de la generación eléctrica. Esta fue 18% mayor que la de 2020 y similar a la de 2019. Este crecimiento se explica en parte por la exportación de energía eléctrica, que representó, a su vez, el 18% de la energía generada.
De hecho, la exportación de energía eléctrica a los países vecinos aumentó 148% respecto a 2020. Debido a este crecimiento, el 40% de la generación a partir de combustibles fósiles tuvo como finalidad la exportación. Esto impactó en la matriz de generación eléctrica, que en 2021 estuvo basada en energías renovables en un 85%. Esta cifra, similar a la de 2013, implica una baja respecto de 2020 (94%) y de los años previos (98%).
A su vez, la matriz de abastecimiento es 57% renovable, un excelente número para los parámetros internacionales, si bien muestra un retroceso desde 2019 (63%). Esto, en paralelo, ha disminuido la eficiencia de transformación, un elemento que evalúa el BEN.
Otro aspecto destacado del BEN 2021 es el crecimiento de la energía solar térmica en metros cuadrados instalados. Por su parte, la potencia instalada de energía solar fotovoltaica también creció en el último año y esto explica el aumento de 0,2% de la infraestructura total con la que cuenta el país para generación de electricidad.
También se destaca que el 40% de la matriz primaria proviene de la biomasa. De esta, el 75,5% se extrae de residuos, lo que implica una “energía moderna”, y no una “pobre”, como podría pensarse, explicó Reyes. Como ejemplo, en 1990 el 87% de la biomasa en Uruguay provenía de la leña (que a su vez constituía el 21% de la matriz primaria), mientras que en 2021 este energético explica el 21% de la biomasa consumida (y el 8% de la matriz primaria). En algunas industrias, agregó Reyes, se aprovechan casi todos los residuos para generar energía. Esto ocurre, por ejemplo, con la cáscara de arroz.
Demanda
El BEN 2021 mostró que el consumo de derivados de petróleo corresponde en un 71% al sector transporte. No obstante, desde hace años el sector con mayor consumo energético, teniendo en cuenta todas las fuentes, es el industrial, que, a su vez, genera casi la mitad de la energía eléctrica que consume. Su energético más demandado es, por ello, la biomasa, con el 65%. La principal industria en cuanto a su consumo es la del papel y celulosa, que utiliza, en mayor medida, residuos de biomasa.
En cuanto al transporte, en 2021 aumentó 7% el consumo de gasolina y 12% el de gasoil. Esta demanda había descendido en 2020, a causa de la baja en la movilidad que causó la pandemia. En tanto, aun cuando sigue siendo minoritaria, se volvió a casi duplicar la demanda de energía eléctrica en el transporte —debido a un incremento en las ventas de vehículos eléctricos e híbridos—; esta pasó de poco más de 2500 MWh a 4600 MWh.