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Transporte de Pasajeros

Omar Aguinaga: “Soy un agradecido de la vida porque siempre hice lo que me gustó”


07.10.2020
Omar Aguinaga: “Soy un agradecido de la vida porque siempre hice lo que me gustó”

La empresa Aguinaga de la ciudad de Juan Lacaze, cuenta actualmente con siete unidades, realiza servicios contratados y excursiones, destacándose el traslado de personal a un frigorífico y los servicios de las radiales de la empresa Turil.

Omar Aguinaga dialogó con Transporte Carretero a inicios de año, y nos contó sobre su trayectoria en el transporte y su opinión acerca de la actividad en el presente.Omar Aguinaga dialogó con Transporte Carretero a inicios de año, y nos contó sobre su trayectoria en el transporte y su opinión acerca de la actividad en el presente.

¿Cuándo comenzó con el ómnibus y qué tipos de trabajos realizaba?

Empezamos en el año 1989 cuando compramos un Chevrolet del año 1951 de 28 asientos con carrocería de madera. Era el sueño del pibe porque siempre me gustó ser chofer de ómnibus. En ese tiempo, trabajaba en Fanapel y además tenía un taller mecánico automotriz en casa. Por aquel entonces, todos los domingos se hacían viajes al hipódromo de Colonia; empezamos llevando cuatro pasajeros y llegamos a llevar el ómnibus completo.

Eso lo hicimos durante cinco años, hacíamos el viaje en familia y pasábamos el día allá; era una platita que venía bien para el fin de semana, en ese momento lo hacíamos casi como un hobby sin tener idea de turismo, simplemente porque me gustaba. Soy un agradecido de la vida porque siempre hice lo que me gustó.En aquellas épocas se llevaban a los chiquilines a las escuelas, a los liceos, delegaciones de baby fútbol se movilizaban de allá para acá (algo que se ha perdido mucho hoy por hoy). En ese entonces, tuvimos la necesidad de tener un coche más grande y cambiamos el ómnibus por uno de 42 asientos.

¿Cuándo se transformó el ómnibus en su única actividad?

En diciembre de 1990 la fábrica despide a 117 personas; empecé a ver que se podía llegar a complicar en cualquier momento. A mí, gracias a Dios, no me echaron, pero se empezaba a complicar el poder cumplir con la fábrica, el taller y el ómnibus.

Entonces pedí el despido y me lo dieron, en ese momento cobré siete mil pesos y con eso compré a un particular un ómnibus Leyland Olímpico con caja seca, y el traslado del personal de un frigorífico por esa misma plata; ese trabajo aún lo seguimos haciendo. En aquel momento hacíamos el viaje de Tarariras al frigorífico, de cinco a seis veces por día.

Después compré un Leyland con caja de aire, dirección hidráulica, que para aquel tiempo era un lujo, y lo tuvimos por años. Creo que fue uno de los mejores negocios que hice en mi vida. Luego, al agrandarse el recorrido del frigorífico, fuimos mejorando de a poco; pasamos a hacer Juan Lacaze - Rosario - Tarariras, después se perdió Tarariras porque la gente se empezó a movilizar en sus propios medios, pero conservamos ese trabajo hasta el día de hoy.

Nosotros siempre tratamos de abarcar todo lo que fuera posible sin grandes aspiraciones, comenzamos a hacer excursiones, turismo y “contratados”, nunca tuvimos línea porque consideramos que acá ese tema está todo absorbido. Hacíamos excursiones a Punta del Este por el día, a las termas con un Marcopolo motor Mercedes, la gente se movilizaba mucho y nos favorecía que antes no había tanta competencia de coches nuevos, hoy en día todo el mundo exige más comodidad.

En 2002 estuvimos muy afectados por la aftosa porque el frigorífico paró por seis meses, pero con mucho esfuerzo - porque este negocio es a base de eso - fuimos saliendo, y digo “fuimos” porque esto es en familia, tengo tres hijos y un yerno que hace tiempo trabaja de chofer en el micro. 

A pesar de que tienen otros trabajos, están en esto también porque les encanta. Dos por tres nos damos manija y bueno, le salimos a lo que sea aunque después nos arrepintamos. Sin dudas, le ponemos el hombro entre todos.

¿Cómo estuvo el turismo en la pasada temporada?

Hoy no podés pensar en los números porque entonces no hacés nada. La verdad es que el turismo en un futuro no es negocio, me duele porque es lo mío y mis hijos quieren seguir; el último ómnibus yo no lo hubiera comprado si no fuera porque ellos querían.

Esta temporada pasada tenía la esperanza de que fuera mejor y no fue así, uno no puede tener guardado un coche modelo del año 2014 para hacer unos viajes un par de meses al año. Los costos son muy grandes, por el seguro de un bus pago $29.000 por mes, son costos impresionantes.

Creo que llegamos a esto por falta de unión de los que estamos en el turismo, no estamos organizados. Yo con chapa azul no puedo hacer línea, pero un ómnibus de línea que tiene subsidios con chapa amarilla, puede hacer turismo, eso está mal. Si no hay un cambio importante nos vamos liquidando de a poco, así cada vez es más difícil trabajar.