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Difer SRL y Tornometal, una sociedad de toda la vida


31.03.2022
Difer SRL y Tornometal, una sociedad  de toda la vida

Sergio Di Candia y Gerardo Fernández son socios y directores de Difer SRL y también de LICANER S.A., empresas dedicadas al transporte en la cual trabajan 15 personas, entre administración, choferes y mecánicos. Si bien hoy en día tienen más de 15 vehículos de diferentes tamaños y para distintas aplicaciones, para llegar a eso el camino no fue nada fácil. A continuación, dialogamos con ellos sobre la empresa y una vida dedicada al transporte.

¿Cuándo empezaron y cómo fueron los inicios de la empresa? ¿Cuándo empezaron y cómo fueron los inicios de la empresa?Gerardo: Empezamos cuando yo tenía 13 años, en el año 71’, vendiendo pollos. Mi abuelo tenía mucho contacto con Moro y gracias a eso pudimos armarnos nuestro propio emprendimiento.

Después cambiamos de rubro y nos dedicamos a la feria. Mis padres tenían algunos camiones que habían comprado en un remate y nos cedieron uno para que pudiéramos trabajar. En esos años nuestro puesto llegó a ser el más grande de la feria ya que con el camión más una zorra que logramos comprar, llegábamos como a los 18 metros.

Después, también trabajando en la feria, teníamos una picardía con la Coca Cola. Mi abuelo tenía tambo en Las Brujas y antes la Coca Cola en el interior no pagaba IMESI. Entonces nosotros tres veces por semana llevábamos a ferias de Montevideo, Coca Cola del interior sin el impuesto, la vendíamos al costo y le ganábamos un 20%. Los otros feriantes no sabían cómo hacíamos. Después, por diversos motivos, abandonamos la feria y dimos paso al transporte.

Sergio: En el transporte empezamos trabajando aun siendo menores para Raúl Costa, el dueño de Torino. Lo hacíamos cuando venían los barcos con aceite común y de soja.

Ese camión tenía una chata y el padre de Gerardo nos prestó una cisterna que la amurábamos. Éramos muy jóvenes, y el puerto estaba lleno de pandillas. Recuerdo que había muchas cisternas. La inauguración que tuvimos en el puerto fue inolvidable; llegamos a ir a donde sale el tubo del barco, directo a la cisterna. Allí, estando parados abajo, nos corrieron el tubo y nos bañaron en aceite de soja. 

Después de ahí empezamos con Donato Fernández a transportar fertilizante. Trabajábamos mucho, al punto que hubo un par de semanas que pasábamos por nuestra casa solo a bañarnos; viajábamos de noche y si nos acostábamos, nos dormíamos. 

Agarramos varios embarques seguidos y con eso íbamos a comprar un nuevo camión, un Chevrolet argentino usado, pero en el último viaje yo iba en el asiento del acompañante durmiendo y manejaba Gerardo que también se durmió. Chocamos frente a la casa de la tía de Gerardo en Paso de la Arena que salió en camisón a llorar con nosotros. Estuvimos cuatro meses para arreglar ese camión. En aquella época lo tenías que desarmar y arreglar todo. Mi padre tenía camiones y nos prestó uno, pero al nuestro le tuvimos que cambiar el chasís íntegro, tornillo por tornillo.

Así fue que nos quedamos sin comprar el camión. Para nosotros pasar de un Austin 55 a un Chevrolet argentino era muchísimo, pero bueno…

Después de eso, como mi padre trabajaba hacía muchos años para el Frigorífico Nacional y éste cerró, había varios camiones GMC como los de la ONDA, y a mi viejo le adjudicaron uno como pago; fue con ese que seguimos. Tenía cámara de carne, lo habían adaptado a Diésel. Ahí empezamos a repartir pan a todas las cantinas militares, desde Carrasco al Cerro.
Luego, soñábamos con tener el camión 0 km.

El socio del padre de Gerardo tenía un puesto muy importante de frutas y verduras y nosotros todas las noches, a las 3 de la mañana, íbamos al mercado, cargábamos los cajones, y así él nos prestó el dinero sabiendo que queríamos tener un camión nuevo. El primer 0 km lo compramos en el año 80’. Juntamos la plata por un año y medio, y cuando se la fuimos a devolver nos dijo que compráramos otro camión. Y nos volvió a prestar el dinero. Nos cobraba el mismo interés que le daba el banco por tenerla guardada.

Gerardo: Siempre pagamos intereses y buscábamos todo tipo de negocios para juntar peso por peso y llegar a los camiones que queríamos. Antes de empezar con los pollos, juntábamos cartón y botellas. El cartón lo llevábamos a Nuevo París y lo vendíamos al kilo, las botellas a la fábrica de vidrio, juntábamos meses. Pasábamos por todas las carpinterías a buscar aserrín…

También, un fin de año que hacía un calor de esos que no se aguantan, fuimos a Corfrisa, allá en la vieja ruta 5, en Canelones. Hicimos la cola y llenamos el camión con la famosa “barra hielo”. El 25 de diciembre nos paramos ahí en San Quintín y Bolognesi, y el 31 fuimos para Av. Italia y Bolivia. No nos quedó una barra, te podrás imaginar. No parábamos en Navidad, no parábamos ningún día, ningún domingo. Hicimos de todo pero había que jugársela para juntar el dinero que necesitábamos.  No fue nada fácil llegar al 0 km.Gerardo: Mirá, después del camión del GMC de mi padre compramos otro Austin del 64’ de la Barraca Iguazú. Ahí yo todavía era menor y nos parábamos los dos en la vidriera y lo único que hacíamos era mirar el camión. Uno de los vendedores nos ve y nos hace pasar para saber por qué mirábamos tanto el camión. Le dijimos que soñábamos con ese camión. De un 55 a un 64 era un avance, pero no teníamos dinero.

Justo ahí Donato Fernández me adjudica un trabajo en Treinta y Tres. Cuando vuelvo a Montevideo, me dice Sergio: “nos llamaron de la barraca que vayamos a firmar por el camión”.

Con mucho trabajo, al tiempo empezó el crecimiento y tuvimos los primeros choferes, ¡más adelante llegó el 0 km!

¿Con qué sector trabajan hoy en día?

Sergio: Está diversificado. Somos proveedores del Estado hace muchos años. Intendencia de Montevideo, Canelones, Rocha, Ministerio del Interior, OSE, UTE, MTOP, MDN…

También somos integrantes de un grupo económico, Padifox S.A., una empresa dedicada al sector de los combustibles donde fuimos pioneros en su formación. 

Nos reuníamos nueve socios al principio en casa de Gerardo durante dos años, y formalizamos un grupo económico para distribuir a Shell (luego Petrobras Uruguay, actualmente DISA) al sur del Río Negro. 

Inicialmente Gerardo fue parte del Directorio, actualmente mi hijo, Sebastián, es quien lo integra en representación nuestra. Es como una religión, una vez por semana hay reuniones constantes. Nos sentimos muy responsables de tener camiones de combustible. Diversificamos todo el transporte, tenemos líquidos, tenemos granos, maderas y áridos…

¿Cuántos equipos tienen hoy en día?

Gerardo: Tenemos cinco en la madera, dos semi remolques volcadoras, dos volcadoras en la Intendencia de Montevideo, una pala Caterpillar y el de combustible. Más otros camiones chicos que son contratados para cultura, inspección general, saneamiento, alumbrado… Llegamos a tener 20 servicios en la Intendencia de Montevideo; le brindamos servicio desde los años 80’.¿Cuándo empieza la relación con Tornometal?Sergio: Nosotros empezamos a trabajar con Tornometal por el tema de que traían motores, hace ya tres décadas. 

Para mí Tornometal fue creador de la mejor solución que tuvo el transporte, ya que proveía cabinas, diferenciales, motores, ¡todo! ¡Solución de punta a punta! Y no solo para Montevideo sino que se encargaban de que también recibiéramos los repuestos en el interior. Después, además le sumaron los neumáticos de los cuales también somos clientes hace mucho tiempo.

Es una empresa que desde siempre se destacó por la atención y el servicio que brinda. Además todos sus productos son muy confiables y los neumáticos ofrecen una ecuación calidad - precio muy buena.Gerardo: Debido a que nosotros trabajamos en múltiples áreas, necesitamos neumáticos de diferentes características, y la gama que ofrece Tornometal es muy amplia. En el camión de combustible nosotros podemos invertir en neumáticos de alta gama ya que circula principalmente por carretera y ahí la inversión rinde. Pero en el caso del equipo que está en el sector madera, o en la volcadora cuando se le engancha una zorra, ahí el desgaste del neumático es extremo y los terrenos en los cuales se usan, hacen que sea muy probable una rotura. Ahí debemos apostar a la ecuación calidad - precio.

En Tornometal hemos encontrado desde siempre neumáticos que ofrecen un rendimiento acorde al costo, y un servicio diferencial. Luego de tantos años trabajando en conjunto nos entendemos mucho y es una solución muy importante y conveniente.