Daniel Veiro: “Coseché grandes amigos a través del trabajo”
Daniel Veiro se jubiló en diciembre del año 2017 tras vivir 47 años tras el volante; 20 de ellos en un ómnibus donde las excursiones internacionales fueron moneda corriente durante varias temporadas.
Trabajó en varias empresas: Touriño, Kluver, Berrutti y Bonjour, y recorrió las rutas de la región desde la época en que había que apagar el aire acondicionado del bus para subir un repecho. Durante un año, desde el primero de enero hasta las vacaciones de julio, llegó a ir siete veces al sur de Chile y Bariloche.Trabajó en varias empresas: Touriño, Kluver, Berrutti y Bonjour, y recorrió las rutas de la región desde la época en que había que apagar el aire acondicionado del bus para subir un repecho. Durante un año, desde el primero de enero hasta las vacaciones de julio, llegó a ir siete veces al sur de Chile y Bariloche.
Después de tanto recorrido en todo tipo de ómnibus, decidió terminar su carrera mientras manejaba una unidad de última generación con motor electrónico. En una amena charla, Veiro nos cuenta sus vivencias e historias en el ómnibus.
> Fotos de ómnibus antiuguos: Alberto Kaselis
Antes de llegar al ómnibus ¿en qué trabajabas?
Aprendí a manejar con un tío mío a los 9 años. Cuando terminé el liceo mi madre quería que trabajara en alguna otra cosa. En esa época anduve durante cuatro años de acompañante en un camión y ahí aprendí a manejar, ya que por orden del patrón también estábamos autorizados a hacerlo.
Yo empecé como chofer de camiones allá por el año 70’, manejé los del molino de Nueva Palmira, después estuve en Lestido, en donde llevaba los autos a Montevideo e iba a Buenos Aires. Por esos tiempos traían los Dodge 1500 desarmados y nosotros debíamos traer las partes para luego ser armados en Nueva Palmira. Luego Lestido cerró, fui a parar a los camiones de carga pero el cereal me afectaba mucho la salud provocándome alergia y ataques de asma, por lo que tuve que dejar de andar en los camiones.
¿Cuál fue tu primera vinculación con el ómnibus?
A través de un conocido, me hice amigo de Evaristo Touriño que me dio trabajo el 6 de febrero del año 1988. La prueba me la tomaron en un Mercedes-Benz número 12 y luego me dieron el 20 que era un Marcopolo III.
En ese entonces, la empresa Touriño tenía el pool con Sabelin en la línea Dolores - Montevideo en la que trabajé; también hacíamos los turnos de la lancha de Cacciola a Carmelo y excursiones. Por esa época llegué a manejar el coche 23, un Mercedes Benz Marcopolo Paradiso.
¿En qué otras empresas trabajaste?
Cuando Kluver tomó la línea Dolores - Montevideo seguí un tiempo en esa línea, y después me fui a parar a lo de Berruti. En esa empresa empecé en el año 1997 e hice de todo, trabajaba con mucho turismo fuera del país.
Manejé varios coches pero más que nada anduve en el 36, un Ciferal con chasis Mercedes-Benz, que lo agarré casi que 0 km. En Berruti estuve 14 años haciendo excursiones externas, internas, líneas, etc. Me dio la oportunidad de conocer la región. Al final ya estaba cansado y decidí abandonar el ómnibus.
¿Pero después volviste al ómnibus?
Había comprado un camión y hacía excursiones, le contrataba coches a Bonjour y comencé una relación con la empresa. Un día me llamaron para trabajar más que nada en turismo y así fue que empecé a hacer excursiones dentro y fuera del país. Bonjour había traído 0 km, a un Scania le hice 580.000 km.
¿Hay diferencias con el trasporte internacional de años anteriores?En cuanto a la maquinaria ha cambiado para bien, eso no hay duda. Nosotros íbamos a Bariloche con los Mercedes cinco cilindros, aquellos que había que remar y fijarse si el viento te ayudaba o no te ayudaba. Tenían aire, pero no se los podías prender mucho porque perdías fuerza.
Después de los cinco cilindros vinieron los Ciferales, después vinieron los 1421. Luego empezaron a evolucionar las máquinas, Berruti compró el Volkswagen que era de Comsa, uno de 240 hp, salir en eso era un lujo. Me acuerdo que también habían comprado un Scania doble eje que había sido de CORA, salir a hacer viajes internacionales en ese ómnibus era una gran diferencia.
¿Cómo es el compañerismo cuando se está afuera?
Hay de todo, tenía un compañero que hacíamos pareja de viaje muy seguido, nos conocíamos muy bien uno al otro. Trabajamos muy bien, hicimos una muy buena amistad. También trabajé con un montón de compañeros, íbamos a Bariloche en las vacaciones de julio.
Este trabajo me ha dado la posibilidad y la satisfacción de conocer además de lugares, a mucha gente. Coseché grandes amigos a través del trabajo. Tuve un compañero, que fue uno de los fundadores de Touriño de apellido Suvillaga que falleció, que me enseñó mucho. Él leía todo lo que encontraba, sabía de geografía, historia y muchas cosas más.
¿Cómo fueron las primeras excursiones fuera del país?
En el Marcopolo III fuimos al norte argentino, viajamos con un compañero, en ese momento no había GPS, había que agarrar un mapa y arreglarse. Llegar a una ciudad implicaba ir a una estación de servicio para buscar un planito y así manejarse por las calles.