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El rol de la política en la industria automotriz: Por Sebastián Giráldez


05.08.2024
El rol de la política en la industria automotriz: Por Sebastián Giráldez

La participación de la política en la industria automotriz tiene un rol preponderante e innegable, por lo tanto, nos parece interesante tratar el tema para entender un poco más acerca de cómo las acciones de los gobiernos inciden en los flujos comerciales, la radicación de inversiones o mix de productos que se comercializan en los mercados.

Dentro de las herramientas o mecanismos más comunes a través de los cuales los gobiernos inciden en la industria, me quiero detener en dos: las políticas internas y los acuerdos comerciales.

Las políticas internas es ese conjunto de herramientas y medidas de estímulo, que, persiguiendo un objetivo de desarrollo o radicación de inversiones, promueven los países. Estas políticas en ocasiones son desarrolladas en conjunto por los actores públicos y privados involucrados en el sector.

En la región el caso más reciente es el de Brasil, que acaba de aprobar en el parlamento su nuevo programa de política interna llamado Movilidade verde “MOVER 2030”; este programa es la continuación del programa INOVAR AUTO primero, y ROTA 2030 después.

Movilidade verde generó ya el ciclo de inversiones más grande en la historia de Brasil para la industria automotriz, lo que tendrá obviamente repercusiones en inversiones autopartistas.

Esta nueva política está enfocada en la innovación y tiene también un componente de incorporación de piezas locales, descarbonización y matriz energética.

Es sin duda una herramienta muy potente de estímulo para un sector que tiene una capacidad instalada de cinco millones de vehículos y un mercado interno que ronda los tres millones.

Brasil apunta con este programa a competir globalmente con productos innovadores y de gran escala.

Los acuerdos comerciales más enfocados en el acceso al mercado pueden ser en bloque como, por ejemplo, MERCOSUR, UNIÓN EUROPEA o NAFTA (EE.UU., México y Canadá) o bien bilaterales, como es el caso de la industria automotriz en la región, donde el sector está fuera del Mercosur y tiene acuerdos bilaterales.

En estos acuerdos los países se otorgan principalmente preferencias sobre el pago del arancel (impuesto de importación) lo que mejora el acceso al mercado.

Es una herramienta muy importante y por lo tanto los procesos de negociación son muy complejos internamente y con la contraparte también, ya que hay envueltas muchas variables y muchos intereses.

Para países pequeños como Uruguay, tener acceso a terceros mercados es la base para captar inversiones, ya que Uruguay es un mercado muy pequeño como para justificar la existencia de una planta para abastecer únicamente el mercado interno.

Sin embargo, el solo hecho de negociar preferencias en el arancel no hace que un país se vuelva atractivo para radicar proyectos y es por eso que el acuerdo debe contener otras variables; el país además debe trabajar en políticas internas que complementen el beneficio del acceso al mercado.

En la actualidad el tema aranceles está sobre la mesa en los principales mercados. Brasil por ejemplo este año volvió a gravar con arancel a los vehículos eléctricos en una escala progresiva que llegará a 35% en tres años, en una clara señal de freno a las importaciones de vehículos eléctricos de terceros países. Esto conjuntamente con la aprobación de MOVER, generaron los anuncios de inversión mencionados.

Estados Unidos, por su parte, anunció la suba del arancel a los vehículos eléctricos de origen chino, al tiempo que Europa está estudiando una medida similar. Esto viene acompañado en ambos casos de medidas internas para el desarrollo de tecnología, generación de capacidades y “tiempo” para adecuarse a los cambios del sector y alcanzar a China, quien actualmente tiene el liderazgo en el desarrollo de tecnología para vehículos eléctricos.

Claro que este es un tema mucho más complejo y abarcativo que no se restringe únicamente a aranceles o medidas de estímulo, ya que hay una gran relación entre privados, cadenas de abastecimiento, cooperaciones entre empresas, desarrollos en conjunto, entre otros.

El caso de Uruguay y enfocándonos en la producción, ambas herramientas son fundamentales y la participación del gobierno con los actores privados es la clave para la atracción de inversiones y la inserción en las cadenas de abastecimiento regionales.

Contar con una política automotriz que genere competitividad y que a la vez se proyecte siguiendo los lineamientos del sector de producción limpia con plantas cero emisión, sumado a la actualización de los acuerdos bilaterales con preferencias en acceso a mercados y medidas de integración, pueden hacer que Uruguay se beneficie de este proceso de reindustrialización que está atravesando Brasil.