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Encomiendas Alfredo: Un servicio de confianza


01.10.2014
Encomiendas Alfredo: Un servicio de confianza

Los hermanos Daniel y Gabriel Rodríguez, junto a su madre Shirley Gómez, llevan adelante en el Chuy la empresa de Encomiendas Alfredo. Dos veces a la semana viajan a la capital para llevar y traer todo tipo de mercaderías, con un servicio personalizado donde la confianza es lo primero.

Como si fueran otros tiempos, los transportistas tienen las llaves de los apartamentos de sus clientes para ingresar y dejar el pedido, por lo que es común que una familia mande alimentos a sus hijos que estudian en la capital y los transportistas los dejen en la mismísima heladera. También corre la misma forma de trabajo para los comerciantes, pues si un viaje está completo, varios prefieren esperar al próximo para que el camión de encomiendas Alfredo les traiga su mercadería. 

Daniel viaja a Montevideo con una ayudante y Gabriel con una camioneta Studebaker realiza viajes hacia Maldonado los días viernes, ya que como nos explicó “hay mucha gente de acá que vive en San Carlos y la zona de Piriápolis, llevamos y traemos cosas. En temporada se levantan muchas para los balnearios de Rocha ya que viene mucha gente a pasar sus vacaciones”. 

Para conocer más detalles sobre su forma de trabajo dialogamos con Daniel en la ciudad del Chuy, mientras tomaban pedidos de sus clientes que iban llegando y llamando.

¿Cómo se inicia Encomiendas Alfredo?

Mi padre Alfredo Rodríguez fue el impulsor de lo que es hoy la empresa, él comenzó en el año 1972 como comisionista, viajaba en la ONDA a Montevideo desde el Chuy para realizar trámites y traer pedidos chicos como repuestos. 

Luego, en los años noventa, mi padre comienza a viajar a Montevideo con una Chevrolet C10, una o dos veces por semana, y ahí con mi hermano comenzamos a trabajar con él. Con ese vehículo estuvimos trabajando 15 años, y como en el Chuy no había casa de repuestos lo que más se traían eran repuestos, además realizábamos en Montevideo trámites diversos y aceptábamos el encargo de cosas chicas.

¿Cuándo comenzaron a incorporar camiones en la empresa?

Nosotros le decíamos a nuestro padre para comenzar con un camión pero él en principio no quería, en el año 2008 vendimos un Fiat Uno y sacamos un Mercedes Benz 608 con un sacrificio enorme. Quedamos endeudados, vendimos la chata que traía y compramos un furgón que no tenía puertas pero que arreglamos y pintamos. Así fue que comenzamos a viajar a Montevideo en él. 

Los primeros viajes nos asustaban porque veníamos con el camión medio vacío ya que la gente estaba acostumbrada a realizarnos pedidos chicos, allí fue que comenzamos a trabajar con una agencia de carga de Montevideo que no tenía a nadie que le trajera sus pedidos hacia el Chuy. De a poco la gente de la zona comenzó a acostumbrarse de que pudiéramos traer cosas más grandes y al año cambiamos el camión para cumplir con los pedidos. 

El año pasado compramos un Fiat, nuestro primer camión grande, porque en temporada solo de pintura se traen entre 2000 y 3000 litros, además de materiales de construcción varios como fierros y alambres, más allá de las encomiendas.

¿Qué nos pueden contar de los viajes hacia la capital?

En la capital, a la noche le pasamos a un fletero de confianza los pedidos más lejanos para que los levante al otro día.

También llevamos hacia Montevideo de una fábrica de la zona entre 3 y 4 mil kilos de harina de arroz, trabajamos con bastantes mudanzas, pedidos para los estudiantes; a veces vamos completos y en otros viajes podés ir vacíos. 

Salimos de madrugada, a las 2 más o menos, rumbo a Montevideo, de mañana vamos dejando los pedidos -por ejemplo- de los estudiantes y luego vamos levantando los encargos. 

El tránsito en Montevideo está muy complicado, incluso estamos pensando contar con un vehículo más chico para levantar las cosas chicas y no andar moviendo el camión por todos lados porque se complica para circular.  

¿Y sobre los viajes de regreso hacia el Chuy?

Generalmente salimos de Montevideo a última hora, llegamos a Pan de Azúcar para cenar y dormir. A las 4 de la mañana salimos rumbo al Chuy, antes entramos en Punta del Diablo, La Coronilla y Barra del Chuy, para entregar los pedidos. 

Cuando vamos llevando pedidos a la capital también vamos levantando, hacemos la agencia de carga y seguimos subiendo pedidos de todo tipo, luego de tocar unos 30 puntos diferentes. 

Traemos motos nuevas, fertilizantes, ventanas de aluminio, entre otras cosas. Diciembre y enero son el punto fuerte, después hay que ir peleando el día a día.

¿Cómo ven el tránsito de la capital para realizar su trabajo?

Antes viajábamos los lunes y viernes pero este último día lo cambiamos por el jueves porque el tránsito está muy complicado y los viernes es peor. 

El trabajo de encomiendas es bastante desgastante, en Montevideo si parás dos minutos en doble fila te multan ya que no hay ninguna consideración aunque estés trabajando.       

A veces tenés que hacer bajar al acompañante y en mientras vos das vuelta en el camión esperando a que tenga la encomienda o simplemente parás a tres o cuatro cuadras de donde tenés que levantar el pedido, lo sacás a la calle y volvés en el camión para levantarlo lo más rápido que puedas.

¿Pueden cobrar una tarifa adecuada a su trabajo?

Los comercios de esta zona son diferentes a los del resto del país porque ellos tienen que competir con los comercios de Brasil, entonces hay que minimizar costos por todos lados y en el flete eso se refleja, no podés cobrar mucho. TC