“No conseguía choferes porque era un camión viejo, entonces me tuve que subir”
* Noelia, Mia y Mariana
La rosa ploteada en el exterior de la cabina del Howo A7 delata quién está detrás de ese vehículo, joven y de apariencia menor a su verdadera edad, Mia Perdomo impone respeto con su equipo sea donde vaya. La vida la hizo madurar rápidamente, hoy tiene a cargo sus dos hijas y como sustento el camión y las tareas que implica ser transportista.
Una de sus antiguas labores fue la de costurera, oficio que ahora solo aplica para decorar el interior de su camión, capítulo que merece un aparte. Cortinas, fundas y peluches hacen del interior un lugar muy delicado y no es para menos ya que “si ando en la vuelta las paso a buscar por la escuela (a sus hijas) para estar con ellas y así me acompañan”.
Cuando nos encontramos con Mia para conocer su historia recién terminaba de trabajar en la cosecha, acarreando hacia el Puerto de Nueva Palmira, y apostaba a una continuidad en el trabajo. “Trabajamos bastante en la cosecha, estuvimos a full, teníamos 3 o 4 horas para dormir, incluso dos veces por día entrabamos a descargar; la verdad que trabajamos muy bien”, aseguró.
La elección de una cazamba para su flamante equipo no fue casualidad: “Opté por comprar este tipo de equipo porque te podés defender mejor, ahora que paró la cosecha por 3 o 4 meses no hay nada, pienso conseguir otro trabajo como cargar arena, piedra o lo que encuentre”. Más adelante nos explicó lo que para ella sucede en mercado: “El tema también está en que hay muchos camiones y ahí es donde se dificulta el tema del trabajo porque lo que antes llevaba más tiempo ahora lleva 15 o 20 días”.
Si bien ahora maneja un camión nuevo supo hacerse del volante en otro tipo de vehículos, en esos en los que aprendieron los más veteranos de la profesión y que ahora parecen hasta una rareza, nos referimos a que MÍa comenzó en un camión viejo, en este caso un International 2050 con zorra que fue en un regalo poco usual de un padre a una hija.
Su papá, buscando apoyar a la familia que su hija había constituido, le consiguió un veterano del camino, y por diferentes circunstancias de la vida quedó sola al mando de ese vehículo.
“Me vine sola para Mercedes y no conseguía choferes porque era un camión viejo, necesitaba pagar las cuentas y mantener a mis hijas, entonces no tuve alternativa y me subí al camión. De a poco fui aprendiendo y comencé trabajando en el tema del grano durante un tiempo”, nos recordó. Con esa necesidad y ganas de salir adelante, MÍa se hizo fuerte y se hizo al camino.
Al tiempo vendió esa unidad y se bajó del camión pero “luego surgió la oportunidad de subirme al camión de nuevo y volví, primero de empleada en una empresa como chofer y en el 2012 me compré mi camión y comencé a trabajar por la cuenta”.
Su juventud le da impulso y tiene sus metas fijadas, pagar la inversión, comprar la casa para sus hijas y seguir vinculada al sector pero quizás desde abajo, pero esa es otra historia que ella misma irá construyendo por sus hijas. TC