Testimonios en el ganado
> Brigido Lavega, Fernando Lavega y Ricardo Barrios.
Recorriendo establecimientos, caminos y ferias rurales del sur del país, buscamos la palabra de algunos transportistas de hacienda, una profesión a la que los jóvenes camioneros cada vez le escapan más ya que año a año la realidad indica que es más difícil encontrar quienes quieran enfrentar la dura tarea de realizarla. Según se desprende de la opinión de los entrevistados, hay bastante trabajo, aunque existe una gran preocupación: los altos costos.
LOS VETERANOS DEL SECTOR: Buscando transportistas de la vieja guardia, aquellos que tienen muchos años en el sector, dialogamos con Brígido Lavega, quien se ha tenido que bajar del camión porque su edad ya no se lo permite pero que sigue administrando su empresa, y con Alberto Abreu, un empleado de la empresa Carmelo Guillén de Florida que sigue en carrera realizando su tarea de tantos años.
BRÍGIDO LAVEGA: “Los costos son cada vez más altos”
Si bien sus comienzos fueron en el ómnibus con la familia Devoto cuando tenían a su cargo Corporación, se fue para este sector del transporte de carga en 1972 cuando uno de los propietarios de la transportista de pasajeros incursionó en el transporte de ganado, formando Transportadora Serrana.
“En el año 1979 compré mi primer camión de ganado, era un Ford argentino de doble eje. En principio seguía como empleado manejando un International y un hermano mío me manejaba el camión”, recordó. “Mi primer camión vivía rompiendo, entonces lo vendí y me compré un Desoto, ahí ya mi hijo comenzó a trabajar; después ya me pasé a un International y a principios del ochenta ya me dediqué a trabajar por mi cuenta”.
Al ser consultado sobre cómo era el trabajo en la década de los ochenta, Brígido nos comentó que “se trabajaba un disparate cuando comenzaban los frigoríficos a faenar, las 24 horas, en julio o agosto se paraba 3 meses y te mantenías sin problemas”.
Su empresa en la actualidad está compuesta por dos camiones, uno en el que anda su hijo y otro que lo conduce un empleado, mientras él es el encargado de organizar y administrar la empresa que trabaja para el Frigorífico San Jacinto.
Sobre la actualidad del transporte de hacienda, Lavega destacó que “ahora hay mucha exigencia, hay que saber trabajar en esto, y si bien no faltan viajes, los costos son cada vez más altos”.
ALBERTO ABREU: “No hay gente para el transporte de ganado”
Con 24 años de experiencia en el sector, el transportista que actualmente trabaja para Carmelo Guillén de Florida, conoce perfectamente su profesión. Nuestro encuentro casual fue cerca de la ruta 6, en un establecimiento en Durazno, donde la realidad de la forestación dejaba otro campo sin ganado y las últimas reses que quedaban de remanente eran trasladadas por el transportista.
Realiza su tarea en un camión Ford 1730 con zorra de 18 metros en total, y además de este traslado puntal de campo, nos expresó que la empresa en la que trabaja tiene traslados a frigoríficos.
Al ser consultado sobre el nivel de actividad, nos dijo que “venimos con bastante trabajo, por la seca se está trasladando mucho ganado tanto para campos como para exportación”, agregando sobre la empresa para la que conduce, “trabajamos mucho con los frigoríficos y cuando queda algún espacio hacemos los traslados de campo, este año arrancamos con todo, no alcanzan los camiones de ganado”, sentenció.
Sobre los tipos de traslado que está acostumbrado a realizar, nos comentó que también lleva equinos a los frigoríficos: “El caballo es el que rompe más los equipos”.
Sobre los requerimientos para cuidar los animales en el traslado, el transportista nos detalló que “ahora hay más requerimientos, el frigorífico te da un curso por temas de machucamiento y uno tiene hacer el control de carga y hay que poner en una planilla los detalles, por ejemplo, si le pegan, si el animal venía cansado, si había perros donde cargaste los animales, si la manga o el embarcadero era bueno, entre otros detalles”.
“No hay gente para el transporte de ganado, son muchas horas y es sacrificado, cada pocos kilómetros hay que parar para ver cómo están los animales”, indicó Abreu, que además aseguró que “la gente joven prefiere irse al grano o la madera”.