Gabriel Regina: “Se terminó la escuela de toda la vida: el tema es que no hay gente capacitada en el rubro de los camiones”
La empresa tiene 18 camiones y 35 funcionarios. Entre los trabajos que realiza, están las encomiendas entre Montevideo y Tacuarembó, el transporte de lana, cereales y otras cosechas, y desde hace algunos años incursionó en el servicio de elevadores y grúas.
En sus instalaciones fuimos recibidos por Gabriel Regina, un apasionado de su trabajo, con quien mantuvimos una amena charla, que compartimos a continuación.
Actualmente, ¿cómo está el trabajo de las encomiendas?
Ha surgido mucha competencia, han aparecido nuevas empresas y gente que ha ingresado al rubro; hay trabajo para todos por suerte.
En la pandemia aumentó mucho la demanda ya que la gente no iba a la frontera a hacer compras, entonces los distribuidores de Tacuarembó compraban más mercadería. Cuando se abrió la frontera, la gente volvió a viajar a Rivera a comprar y bajó el consumo de este lado; al comercio y al transporte la pandemia en general los benefició.
La Intendencia de Montevideo me obligó a salir de Vilardebó y Zapicán, lo mismo les sucedió a otros colegas. Pero veo que algunos todavía siguen trabajando en la zona de la calle Cuareim; ahora algunos clientes no me quieren llevar mercadería porque me tuve que ir a Peñarol y les queda lejos. Para competir tenés que ir a buscar la mercadería y eso aumenta los costos. Para mí es una injusticia, le pasó a varias empresas pero todavía hay algunas que siguen cerca del centro, no entiendo por qué no salimos todas juntas.
¿Cómo les fue en las cosechas?
Las cosechas están bien; levantamos arroz y después seguimos con soja. En la mayoría de los lugares hay largas esperas para el camionero; ahora, yo me pregunto, ¿quién paga esas esperas? Todas las exigencias son para el transportista.
A veces te dejan esperando hasta el otro día porque no necesitan la mercadería, pero ¿qué culpa tenemos los camioneros? Cada vez se hace más inviable trabajar así.
En un lugar en el que tenía una larga espera, por ejemplo, acordé que si transcurría determinado tiempo se lo iba a cobrar, pero luego apareció otro camionero y le dijo que no cobraba la espera. En conclusión, perdí ese trabajo que dejó demostrado no solo
que no hay unión entre los camioneros sino que tampoco hay respeto.
El gran problema es el asunto del personal; se terminó la escuela de toda la vida, antes aprendías el trabajo de abajo, le consultabas al más veterano para saber más. Acá dicen que no hay trabajo pero yo discrepo, el tema es que no hay gente capacitada en el rubro de los camiones.
Acá van a quedar los inversores y las empresas familiares, no creo que empresas como la mía puedan subsistir. Tengo 69 años y estoy en el rubro desde los 14 años; me levanto a las 5 de la mañana y le pongo todas las ganas pero la realidad me demuestra que cada vez tengo más dificultades.
¿Cómo está el tema del personal?
Con la gente que trabaja hace muchos años no hay problema, el tema empieza cuando se jubilan y hay que conseguir nuevos empleados; no hay gente con capacitación en este rubro.
Cuando vienen a pedir trabajo yo les digo que acá hay un solo misterio: hay que trabajar, yo no le miento a nadie, acá se trabaja. Tengo gente que aprendió conmigo hace 25 años y otros se fueron a trabajar a otras empresas que pagan lo que yo no puedo. Tengo el orgullo de que esa gente pase por acá y se ponga a la orden, ya que no se olvida dónde aprendió a trabajar.
Cuando vienen choferes a pedirme trabajo, es porque no consiguieron en ningún otro lado. Acá se encuentran con un gran problema: que el patrón lo único que sabe hacer es andar en camiones desde siempre.