Carlos Coccaro: Del Socar a la despoblación de la campaña
Carlos Coccaro es oriundo de Carmelo e hijo de omnibusero y con tan solo 15 años ya estaba arriba de los ómnibus. Hoy, con 62 años, acumula un historial de anécdotas donde el sacrificio y la constancia siempre estuvieron presentes.
Siendo menor de edad comenzó llevando el ómnibus de una punta a la otra del pueblo, al herrero o hacer gomería. Cuando tomó el mando de la empresa hizo excursiones por buena parte del país y trabajó para Montes del Plata, además de que actualmente mantiene la histórica línea de campaña que une Ombúes de Lavalle con Carmelo.
Quedó en el tiempo la época en que se vendían 60 boletos por viaje, ahora ya casi no viaja gente, solo realiza algunas encomiendas que es lo que hace que Coccaro siga el servicio.
La historia comienza con su padre, Hugo Coccaro, quien consiguió trabajo como correísta, que no era lo mismo que ser cartero, puesto que su tarea consistía en llevar el correo de Carmelo hacia la campaña. Su necesidad de trabajar era superior al impedimento de no contar con un medio de transporte para poder llevar el correo de la ciudad hacia las agencias en campaña, que no eran sino los clásicos boliches rurales.
Primero le dieron la línea hacia la zona de El Chileno, para esa tarea recibió un caballo y un charre, aunque luego lo cambiaron de lugar a Cerro Carmelo y Colonia Arrué en la zona de Calera de las Huérfanas, donde para cumplir con esa tarea tomaba el ómnibus de la empresa SOCAR (Servicio Ombúes Carmelo) de Ismael Charlin. En 1969, éste le vende la línea a Hugo Coccaro, quien con un pequeño ómnibus International del 48 comenzaba a hacerse camino.
En la empresa, Carlos comenzó a trabajar como guarda con su padre. Por esos años el viejo International iba lleno, los pedidos para la campaña ocupaban buena parte del ómnibus y hasta sucedía que cuando no había lugar viajaban arriba de la vaca. Realizar el viaje le insumía 40 litros de nafta al ómnibus, lo que junto al gasto de los neumáticos, constituían los gastos más importantes en la economía de la empresa.
La casi diaria búsqueda de neumáticos de ocasión en la gomerías era una constante, ante la imposibilidad de comprar gomas nuevas. Daba la casualidad que la medida que utilizaba la vieja unidad era la misma que la de los pequeños camiones que utilizaban los chacreros, por ello eran su principal fuente de suministro.
Ante tanto trabajo el transportista debió recurrir a un ómnibus más grande, así fue que le compró a López de Egaña un Leyland Tiger que estaba desarmado, esto ya era un cambio porque luego de reconstruido y puesto en servicio esa unidad gastaba tan solo 25 litros de gasoil. Con él llegó a realizar servicios a la radial de Conchillas para ONDA (cuando rompía el ómnibus local). “Era un trabajo bueno y con pago inmediato”, recordó Coccaro.
Como era común en la década del 70 muchas líneas de campaña se nutrían de las viejas unidades que CUTCSA iba renovando, ya que aquellos ómnibus de media cabina con plataforma, si bien estaban en mal estado, eran lo accesible de comprar.
Las unidades recibían constantes reparaciones debido a los duros caminos por los que debían circular, rompían muchos elásticos y se aflojaban las carrocerías.
Más adelante Coccaro compraría un GMC reformado con motor Mercedes-Benz de 4 cilindros que originalmente vino para AMDET, con el cual realizó varias excursiones.
Entre las anécdotas que atesora con esta unidad se destaca el viaje más largo que realizó, el cual pudo llevar adelante gracias a un permiso ocasional de viaje.Todo aconteció en una Semana Santa de la década del ochenta, cuando un cuadro de fútbol de Carmelo necesitaba trasladarse hacia Artigas a disputar un encuentro pero no conseguía un ómnibus disponible. Si bien la unidad que Coccaro tenía por esos años estaba en buen estado ya no contaba con la ´edad´ para realizar un viaje tan largo, al menos que consiguiera un permiso ocasional. En principio las autoridades competentes de Colonia no le quisieron otorgar el visto bueno al ómnibus pero al comprobar que el cuadro de fútbol coterráneo perdería los puntos, finalmente se lo dieron, para que así el equipo pudiera viajar al norte en el GMC de Coccaro.
Más adelante, y ya a principios de los noventa, Coccaro compró un Mercedes-Benz Marcopolo que era de CITA. Con esa unidad, a la que se le quitaban los últimos asientos para poner carpas y lonas, todas las semanas de Carnaval se viaja hacia a Santa Teresa.
Hace unos 8 años compró un Mercedes-Benz Viaggio (ex COPSA) con motor delantero y dos puertas para poder cargar por atrás las encomiendas, lo que lo hacía ideal para la línea rural.
Ya en el 2011, adquiere un Mercedes-Benz Busscar de la empresa Celfra para trabajar llevando personal para la construcción de la pastera Montes del Plata. Desde noviembre de ese año hasta principios del 2014 realizó el traslado de Carmelo a la planta.