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Transporte de Pasajeros

M y M Transportes: Trabajar con el camión y vivir en el ómnibus


14.03.2022
M y M Transportes: Trabajar con el camión  y vivir en el ómnibus

En nuestro país, los vehículos adaptados a la recreación como los motor homes, vienen en aumento. Generalmente las familias tienen su casa y el motor home lo utilizan para recrearse. De casualidad, vimos un veterano Scania, ex CUTCSA, adaptado a motor home, donde la historia es al revés: el ómnibus es su vivienda y muy pocas veces están en su casa. Los propietarios del vehículo son transportistas y de a poco fuimos descubriendo sus vivencias que resultaron muy interesantes.

No son pocas las historias de transportistas que van cambiando de sitio según el trabajo; en el caso de Luciana y Marcelo, lograron adaptar su hogar a las necesidades laborales y permanecer juntos sin importar la parte del país donde necesiten trasladarse.

El tema del hogar, lo solucionaron con un ómnibus que adaptaron a vivienda, y durante el día andan juntos en un camión con sus mascotas que son parte de la familia y siempre viajan con ellas.Actualmente tienen una empresa en crecimiento, gracias a la gente que los ha ayudado, como nos contaron.

UNA EMPRESA QUE CRECE POR LA AYUDA DE AMIGOS Y LA CONFIANZA GANADA.

Marcelo estaba trabajando desde hacía 10 años como administrativo en la Universidad de la República, algo que no terminaba de colmar sus expectativas. A su vez, trabajaba en un taller de restauración de antigüedades que le permitía escapar de la rutina administrativa y pensar en dedicarse a dicha actividad.

De forma trágica, Marcelo pierde a su hermano Juan, que era transportista. Esa situación le cambió la vida y terminó por renunciar a su trabajo en la Universidad. De ahí en más, comenzaron una serie de causalidades o casualidades, de reencuentros, y de dejar atrás un estilo de vida y comenzar otro camino en conjunto.


Luciana hizo una fuerte apuesta al punto de dejar de dar clases y pasar a vivir en una casa rodante, sin luz ni agua, en un obrador donde estaban trabajando con el camión.

Para conocer esta historia de vida, conversamos con los protagonistas.

¿Cómo fue el inicio en el camión?
Después que renuncié a mi trabajo, hablé con mis dos sobrinas y mi cuñada para irme de empleado de ellas y manejar el camión de mi hermano; llegamos a un acuerdo y el primer trabajo iba a ser para el lado de la ciudad de Melo.

Me llama mi cuñada para avisarme que había trabajo, a lo que le digo que estoy pronto para salir para Melo, pero me dice que hay que ir a Ecilda Paullier, que es donde vivía Luciana.

Las vueltas de la vida me llevaron a terminar el primer día de trabajo durmiendo en el parque donde hacía 16 años atrás me veía con Luciana cuando éramos novios. Los primeros tres días me acompañó mi padre quien me decía para ir a ver a Luciana, ya que mis padres mantenían contacto. Pero entre nosotros no nos hablábamos desde que habíamos terminado la relación.

Un día busqué una florería, compré unas flores y fui a buscarla, y llegando a su casa ella salía en su moto y ahí me tiré del camión y me la jugué porque no sabía nada de su vida; me salió bien (risas). Hoy, hace cuatro años que estamos juntos.

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¿Cómo lograron comprar los camiones y qué trabajos hacen actualmente?
Estaba trabajando para mi cuñada y mis sobrinas; ellas necesitaban vender el camión, nosotros materialmente no teníamos nada y los bancos no nos daban el crédito para comprarlo.

Le comenté a mi amigo Mario que iba a dejar el camión porque se iba a vender, mi amigo me dice que tiene una parte para prestarme, hasta que terminó hipotecando su casa, un terreno y un auto para lograr la primera entrega de dinero. Junto con mi amigo hicimos un proyecto con todo detallado con escribano; en síntesis, compramos el primer camión con la plata que conseguimos con un prestamista tras hipotecar todo lo que tenía mi amigo, otra parte con una casa que se hizo y un saldo que estamos liquidando. De ahí en más, además de amigos, somos socios.

Robert Maldonado que trabaja para Transpalco fue quien me había conseguido obras para trabajar con el camión de mi hermano; con esa empresa estuvimos unos tres años trabajando y nos ayudó muchísimo en esos primeros tiempos.

Además, me asesoró mucho en cuanto a los números y el proceso de compra; un día me sugirió comprar otro camión porque conocía mi historia, me dijo que no iba a poder pagar todo con un solo camión, que necesitaba por lo menos dos camiones.

Le respondí que no tenía esa posibilidad, aún estábamos pagando el primer camión y el banco no me daba el crédito, él insistió con un Mercedes Benz que estaba a la venta en Rosario.

Los números demostraron que él tenía razón, pero yo no contaba con el dinero. Ahí llamé a mi amiga Gladys que había conocido en el liceo nocturno; ella estaba ahorrando para cuando se jubilara. Ella me prestó todo lo que tenía que era la mitad del valor del camión, le planteamos el negocio a Mattos que era el dueño del camión, y a pesar de tener mejores negocios para la compra de su camión, aceptó nuestra propuesta.

Así se compró el Mercedes Benz, como era previsto nos atrasamos en varios pagos y de a poco fuimos pagando las cuentas.

Luego surgió la compra de un Volkswagen 16220; para variar no teníamos dinero y Luis, el padrino del hijo de mi amigo Mario, nos prestó la plata para la entrega.

Desde hace tres años trabajamos con R.G Transportes, nos llaman para la zafra del sorgo, maíz y ahora estamos con el micro picado de pasto para el tambo, esa empresa nos dio mucho trabajo con Enrique, su dueño.

¿Qué nos pueden decir del ómnibus que convirtieron en su hogar?
Es un Scania 110 del año 1976 que compramos en Bella Unión; la compra surgió de casualidad. Habíamos ido a trabajar con el camión en la obra de la Ruta 30, los fines de semana agarramos un trabajo para acarrear arena, en esos tiempos habíamos dejado una casa rodante que nos había prestado mi hermano porque era medio complicado, los días de viento no eran fáciles. Debido a eso, habíamos alquilado una casa en Artigas que tampoco era lo ideal, ya que había que andar de mudanza en mudanza.

Horacio Rodríguez era para quien trabajábamos los fines de semana, él tenía un ómnibus, nosotros le decíamos que nos lo tenía que vender, pero no accedió. Al tiempo nos dijo que tenía un ómnibus para nosotros y lo fuimos a ver con un amigo, José, que era de Javier de Viana, Artigas, y nos ayudó muchísimo.

El ómnibus estaba en un campo, le faltaban varios vidrios, pero apenas subimos nos encantó. Es fundamental para nosotros porque trabajas en una obra durante meses y luego te podés trasladar.

En ese momento plata no teníamos, Rodríguez nos dijo que nos lleváramos el ómnibus para vivir y después arreglamos.

¿Cómo fue el primer viaje con el ómnibus?
Estábamos en el departamento de Artigas y nos salió un trabajo en Colonia; todavía no habíamos preparado del todo el ómnibus, ese día habíamos trabajado mucho, salimos como a las 5 de la tarde, en el camino paramos a dormir y a las 5 de la mañana seguimos hasta Colonia.

En la ruta sentimos unos ruidos bárbaros, pensamos que se nos había roto el diferencial, pero en realidad el centro del cardan se había descolado y a la uruguaya con piola y alambre, seguimos camino.

En ese primer viaje nos quedamos en Campana, en la estación de servicio. No teníamos agua ni luz, nos bañábamos en los baños de la estación, así estuvimos como una semana.

Luego una vecina, Marta, nos dejó quedarnos en el terreno al lado de su casa y ahí estuvimos meses hasta que nos trasladamos a Colonia Miguelete, pero ahí ya estábamos más equipados, con calefón a gas y ducha.