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EDICIÓN ANIVERSARIO - 30 AÑOS

FRANCISCO ORMAZABAL: “Siempre me gustó manejar, es lo que hice toda mi vida”


18.02.2021
FRANCISCO ORMAZABAL: “Siempre me gustó manejar, es lo que hice toda mi vida”

En el año 1963 Francisco Ormazabal dejó un buen trabajo en Montevideo por amor, y se fue a la localidad de Blanquillo.En el año 1963 Francisco Ormazabal dejó un buen trabajo en Montevideo por amor, y se fue a la localidad de Blanquillo.

Ahí comienza escribirse la historia de una pareja que desde el inicio se comprometió socialmente con su localidad. Su señora, María Gloria Álvez López, era maestra de profesión desde donde obtenía sus únicos ingresos. De forma voluntaria trabajó intensamente como asistente social siempre al servicio de su localidad y con el apoyo de Ormazabal. Fue fundadora del liceo, participó de la creación de una policlínica, entre otras obras, y siempre estuvieron vinculados a eventos a beneficio para la mejora de Blanquillo.

En cuanto a los inicios de Francisco como transportista en su pueblo, comenzó con un Ford A, llevando pasajeros de la estación de tren y a compradores a las ferias de ganado. 

Con la compra de un micro de origen inglés que tenía O.N.D.A. en la década del 80’, Ormazabal comienza a realizar dos líneas que partían desde Blanquillo a San Gregorio de Polanco y otra a Sarandí del Yí. 

Hoy, a sus 88 años, logramos charlar y conocer la historia de un apasionado del volante.

¿Cómo eran sus primeros trabajos en Blanquillo?

Cuando todavía estaba en Montevideo compré una Ford A que era abierta, nos vinimos a Blanquillo en esa cachila con mi señora. En el pueblo, por aquella época, había dos trenes por día y había poca gente que tenía autos, entonces llevaba a los pasajeros y los traía de la campaña a tomar el tren. Después de la Ford A del año 30, la cambié por un Chevrolet del año 28 pero era mejor porque era cerrado; después pasé a un Chevrolet 36, luego a un Ford del 51 con motor diésel.

Otro trabajo que hacía era llevar gente a los locales de ferias de ganado, tenía un auto mejor y los llevaba a Sarandí del Yí, San Jorge, Cerro Chato y Santa Clara; había entre seis y siete ferias por mes.También vendía quesos, ropa, de todo en campaña, había que defenderse y conozco casi todas las estancias, recorría toda la zona.¿Cómo fue que compró su primer ómnibus?El micro se lo compré a O.N.D.A. cuando todavía estaba funcionado; me enteré en los “clasificados” del diario y lo fui a ver. En el predio de O.N.D.A. en General Flores tenían tres micros iguales y estaban muy bien, vendí el Ford del 51 y compré uno de ellos.
Ahí empecé haciendo línea y turismo, haciendo lo que siempre me gustó, manejar, es lo que hice toda mi vida.

¿Cómo decidió qué líneas hacer?

La línea que iba de Blanquillo a San Gregorio, que cruzaba en la balsa y había cambiado dos veces de dueño, por esos años la estaba haciendo una camioneta Chevrolet a cargo de un señor que no le era rentable por la capacidad, y la estaba por dejar.

Ahí arranqué con el micro; esa línea la hacía dos veces por semana; se trabajaba bastante con la gente de camino. Los otros tres días de la semana iba a Sarandí del Yí.Esa otra línea iba por estación Chileno, Puntas de Herrera, Colonia Rossell y Rius, salía a la ruta 14; en esos tiempos la campaña estaba bastante poblada y se trabajaba mucho. En las dos líneas se llevaba de todo, hasta chanchos y gallinas; le había puesto una “vaca” en el techo y ahí cargábamos las bolsas de galleta de campaña y lo que hiciese falta.

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¿Qué recuerda de las excursiones? 

Durante más de un año estuvimos yendo con el Thames a Rio Branco; llegábamos el viernes de tardecita y ya estaba el viaje para salir con la excursión. Viajábamos la noche del viernes, el micro andaba a 60 o 70 km, amanecíamos allá donde la gente aprovechaba a hacer compras y visitar a la “menina santa” que hacía milagros, y el domingo de mañana volvíamos a Blanquillos.

Los domingos de verano hacíamos excursiones a la playa de San Gregorio de Polanco. Después, cuando compré el ómnibus 0km en el año 1989 ya hacíamos viajes a Punta del Este, llegué a ir a Brasil a la ciudad de Porto Alegre.Omar Urioste, un estanciero de la zona, era un hombre que ayudó mucho al pueblo, él fue quien le regaló el laboratorio al liceo. A mí me prestó el dinero para comprar un ómnibus 0 km. 

Con ese ómnibus conseguí más excursiones, me jubilé con ese coche en el año 1992. Me parecía mentira haber pasado de un cachilo viejo a un ómnibus.

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SUS INICIOS EN MONTEVIDEOSUS INICIOS EN MONTEVIDEO

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Francisco creció en la campaña de Durazno, cerca de la localidad de La Paloma. En el año 1951, su familia se instaló en Montevideo buscando una mejor calidad de vida.

Francisco aprendió a manejar en una academia y con 18 años sacó la libreta de conducir en la capital; su primera herramienta de trabajo fue un Dodge 0 km con volcadora, que logró comprar.

Esa primera experiencia no fue buena, tuvo que salir a buscar trabajo como empleado pero tenía claro que quería seguir tras el volante. Consiguió trabajo como repartidor de bebidas alcohólicas, recorriendo toda la capital y el sur de San José; también trabajó para una barraca.

Luego pasó a estacionar autos en el imponente Garaje Artigas en Ciudad Vieja; en sus cinco pisos tenía capacidad para 300 autos grandes. Ahí pudo conducir los autos más exclusivos de la época, marcas como Buick, Oldsmobile, entre otros; los más chicos eran Ford y Chevrolet.